Hola a tothom!
A les nostres bústies ens arriben a diari milers d'obsequis i xecs en blanc (i alguna amenaça de mort, però tenim a Chuck Norris per respondre-les), però aquest cap de setmana ens ha arribat un text que no ens atacava a nosaltres, sinó a un misteriós personatge que no aconseguim reconèixer. El text ens ha semblat tant impactant que hem decidit publicar-lo. Segur que no us deixa indiferents!
Només afegir que no ens fem responsables de les opinions dels nostres col·laboradors, i que no tenim telefono de aludidos (qualsevol comentari a afegir, feu servir una pala tuneladora).
L'autor (que no ens ha revelat la seva identitat), ha promès properes entregues si agrada la primera... així que, engeguem el ventilador!!!
Senyor B: el hombre sin cuello
Se refugia dentro de uno de esos departamentos oscuros, húmedos y mohosos cual mazmorra medieval. Una pila de libros, apuntes y papeles inundan su mesa haciendo de parapeto contra posibles e inesperadas visitas impertinentes. Encontrar exámenes de años anteriores es imposible sin al menos varias semanas de antelación. Revisar el correo electrónico es básicamente ciencia ficción y responder los mensajes es todavía más imposible. En la radio suena algún debate de poco interés.
Éste es el hombre que hoy nos ocupa. Un hombre que pisa fuerte por la vida dado su sobrepeso, que te mira por encima del hombro haciendo girar sus globos oculares en un ángulo imposible dada la ausencia de su cuello. Un hombre entregado a la ciencia pero no al jabón ni al desodorante, que aparenta reservarse sus conocimientos no vaya a ser que algún alumno suyo aprenda más de la cuenta y pueda rebatirle en cualquier momento en un campo que a priori debería dominar. Un hombre que defiende a sus colegas con uñas y dientes, a los que bien podría invitar por camaradería a un buen chupito utilizando como recipiente su propio ombligo.
Saca a relucir cada vez que le es posible un tremendo fervor patriótico que siente por este nuestro país: Cataluña (o en su defecto los Países Catalanes). Impulso irreprimible que le otorga el extraño e incomprendido don de sentir desprecio por todos aquellos que son distintos a él, cosa que la humanidad agradece sobremanera.
En SU PAÍS sobra mucha chusma como por ejemplo esos animalejos de piel blanquecina también llamados “los erasmus” que a duras penas entienden el catalán del hombre que nos atañe. También sobran muchos pieles morenas: peruanos, colombianos, chilenos, mejicanos, venezolanos y un largo etcétera que aunque no lleven pluma en la cabeza es de cajón que sepan hacer señales de humo. Moros, para qué contarte, aunque no se contemplan en este artículo por no tener suficientes miembros representativos. Pero son malos malosos, que conste.
Pero eso sí, los peores de todos son, desde luego, “los charneguitos”: alumnos de padres extremeños, andaluces, murcianos (los del sur y los madrileños los peores), gallegos, aragoneses, etcétera. Son personajillos que alguna vez cometieron el error de dirigirse a él en la lengua de Cervantes pudiendo optar por hacerlo en la única lengua que todos deberíamos hablar: el catalán.
Y si alguno de estos PAYASOS osase entregar sus prácticas de laboratorio en castellano que sepan que no se les corregiría, puesto que el Senyor B (aparte de que es primo lejano de Chuck Norris, dato mucho menos difundido que el color del vello púbico de cualquier ingeniera química) sólo corrige los trabajos de sus alumnos en catalán, inglés, alemán y en Quéchua, idioma del cual posee grandes conocimientos tanto en gramática como en vocabulario. No obstante, se conoce que las prácticas se le pueden enviar por paloma mensajera o bien en un sobre como si fuera un christmas navideño.
Cabe también mencionar ese humor ácido e hiriente que le caracteriza. Quizá tan ácido e hiriente como su sudor. En particular cuando un alumno duda en el momento de realizar una práctica con el maltrecho material del laboratorio. Resolver una duda se hace muy cuesta arriba y, total, de aquí a mañana el alumno habrá olvidado la explicación, así que para qué molestarse. Responder con una sonrisa malévola es mucho más elocuente. Este hecho dice mucho sobre las dotes pedagógicas, la claridad y el orden de las explicaciones durante las clases. Si no está dentro del temario de la asignatura olvida que lo preguntaste, no habrá respuesta.
Por último, no he de olvidarme de felicitar al Senyor B. ya que es el vivo ejemplo de que un ser humano puede superarse a sí mismo y aprender cosas nuevas todos lo días. De hecho ha aprendido tanto del tito Paco como los judíos israelíes de cierto dictador de cuyo holocausto no quiero acordarme; además de que se puede disimular una alopecia galopante si te dejas una hermosa melena rubia al estilo “la última oportunidad”.
Y como muestra un botón: se puede aprender que uno mismo no es responsable de sus desdichas sino que es el destino y el mundo los que se confabulan en tu contra. El hecho de que el Senyor B. no pueda verse el pene debido a su oronda panza (aparte de la morfología de su cuello) es un efecto directo del lento metabolismo con el que la naturaleza le ha dotado y nunca de una alimentación desequilibrada.
Hoy por hoy, un amplio contingente de estudiantes lo consideran estandarte del departamento donde trabaja, hartas veces calificado de pésimo, inhóspito y maloliente debido a las aguas estancadas y a otras muchas deficiencias. (Nótese que se habla de forma figurada y también peyorativa).
Firmado:
Яabia! el estudiante cabЯeado
Debido a un error informático del editor de texto que se ha utilizado para redactar este artículo, sólo podrá visualizarse el texto en castellano o en Quéchua.
Próxima entrega:
Profesor N: el muñequito.