Bienvenido Mr Marshall

En la soledad de la noche (qué lástima...) me doy de alta al 7777 de este blog.

No soy especialmente bueno escribiendo, ya aviso. No gané ninguna edición de los juegos florales del colegio, básicamente porque hice un poema horroroso con rima disonante y estrofas de π versos que no acabó de gustar al profe de mates, y que para colmo presenté 2 años consecutivos debido a la sequía de ideas. Hubiera sido gracioso que el segundo año ganara...

De esta manera acabé mi carrera de escritor de una forma un tanto extraña, ya que nunca llegué a empezarla, y sólo la retomaba esporádicamente para las redacciones de inglés, en las que hablaba de una máquina del tiempo y cómo volvía unas horas atrás para reencontrarme con mi yo de antes, y cómo el yo de después sabía exactamente cómo reaccionaría, lo que diría, etc... en fin, ya veis que la cosa no podía llegar muy lejos.

De todas maneras, fruto de la crisis Queeniana que estoy sufriendo estos días (sin duda es culpa de Brian May y sus melodías pegajosas) y de la cual seguramente ya habéis sido víctimas muchos de vosotros, he decidido retomar el hilo perdido y narrar, en la medida de lo posible, mis últimas paranoyas antes de ir a dormir ayer por la noche. No intentéis buscarle sentido o lógica. La cosa empieza asín:

"Mi padre toca una guitarra Yamaha. Mi hermano mayor tocaba un clarinete Yamaha. Yo mismo, en su día, toqué una flauta Yamaha. Mi hermano pequeño, siguiendo la tradición, toca un bombardino Yamaha. Mi primo tiene una amoto Yamaha. Mi tío se compró una minicadena Yamaha HIFI (una minicadena que no le ponía los cuernos! Obviamente era Alta Fidelidad!). La abuela de una amiga abandonó las cazuelas de barro por un microondas Yamaha (le fue infiel a las cazuelas...). Mi profesor de música compró un carrito para su bebé Yamaha (el carrito, no el niño). Y así, en un plis, me he visto rodeado de Yamahas.

Dentro de una semana y media, me vuelvo al pueblo, a descontaminarme de la suciedad/sociedad, a sobrevivir a base de cerveza y gráciles derivados del cerdo ibérico, a bañarme en pelotas en el embalse que subministra agua a Sevilla (lo digo por si vais a Sevilla...) y en el cual hará tanto frío que se estará mejor dentro del agua que fuera, y sobretodo a tostarme, vuelta y vuelta, en la chimenea de la casa.

¿Será ésto lo que me encontraré al llegar al pueblo?

¿Será ésto lo que me encontraré al volver a Barcelona?Por cierto... esta última foto ha sido extraída del siguiente enlace. Que cada uno saque sus propias conclusiones...

http://revistes.upc.es/wiki/Cerdo

Ahora entiendo por qué no gané los juegos florales... buenas noches!